sábado, 22 de enero de 2011

El efecto Pigmalión

"La flor de loto no crece más deprisa porque tires de ella hacia arriba,
todo tiene su proceso de crecimiento" (Aforismo chino)

La evaluación educativa se entiende como un proceso continuo, no se basa únicamente en el resultado final sino que se caracteriza en evaluar todo el proceso de mejora de los aprendizajes obtenidos según cada alumno.

Esta debe responder a estas preguntas:

¿a quién?, ¿qué? ¿cuándo?, ¿para qué? y ¿cómo?


La capacidad de ver a cada alumno/a como único/a ayudará a situarnos con objetividad ante este proceso. Por eso, quería explicar el efecto Pigmalión o autoprofecía de autocumplimieto, ya que mediante las expectativas que se crean hacia ciertas personas, estas se acaban autocumpliendo, pudiendo ser tanto expectativas positivas como negativas.
El significado del "efecto Pigmalión" se define como la idea que se tiene hacia una persona y ésta, podrá influenciar en sus formas de transmitir o comunicar (hasta con los elementos no verbales). Por ejemplo, las expectativas que tienen los padres hacia los hijos, los profesores con los alumnos/as, etc.
El experimento realizado por Rosenthal, demostró la influencia que tenían los profesores hacia los alumnos/as, en su desarrollo intelectual y en el rendimiento intelectual. Al inicio del curso se les informo falsamente sobre las capacidades de los alumnos mediante un test de inteligencia. Al finalizar el curso, volvieron hacer el test y se observo que a los que se les considero "más capaces" (falsamente) obtuvieron mayor puntuación en el test.
Este ejemplo clarifica que en la docencia, también aplicamos estas actuaciones ya que el poder y el deseo de lo que esperamos del alumnado es tan grande, que puede influenciar en nuestras decisiones y actuaciones, afectando también a la persona que se va a evaluar. Una ejemplificación seria tener mayores actitudes positivas hacia alumnos/as con mayor coeficiente o mejores notas; saber quién pasará de curso o quién no, basándonos también con las supuestas etiquetas que se atribuyen a cada niño/a, etc.

Estas posturas pueden condicionar la evaluación, y ante estas expectativas se debe estar atento, ya que hemos de ser capaces de crear expectativas positivas hacia todos por igual, sin obviar, de evaluar el proceso individual, y no el resultado final.

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